
El proyecto es interesante. Sobre todo si se tiene en cuenta que detrás no hay nada. Bueno, unos doce kilómetros de carriles bici, rigurosamente hablando, en el centro de la capital. Eso es todo.
Dejando aparte que, diez dÃas después de la susodicha «inauguración», el carril sigue en obras, la actuación del edil refleja el valor que nuestros polÃticos, salvo excepciones, dan al transporte ecológico por excelencia.
Aparte la sonrojante situación de la capital española, el uso del pedal aumenta en nuestro paÃs. En Sevilla ya la utilizan 25.000 personas y en Barcelona más de 40.000. En Madrid se piensa que son menos de dos mil los ciudadanos que tienen el valor de subirse en su burra metálica cada mañana. Y no sólo por la raquÃtica cantidad de carriles (25 veces menos que en Barcelona, 80 menos que en ParÃs y Londres), también por el riesgo que supone enfrentarse a la ley de la selva que rige el tráfico de nuestras calles. Hablando de ParÃs y Londres, saber lo que allà se cuece sirve para establecer comparaciones, en este caso especialmente odiosas.
Mientras aquà se ofrece la pantomima de un alcalde inaugurando un carril bici inconcluso, en la capital del Támesis, los ciclistas se enfrentan a problemas de segunda generación. AllÃ, las multas que los policeman les imponen han aumentado espectacularmente. Especialmente perseguido es el hecho de dar pedales y hablar por el móvil al mismo tiempo. No les falta razón a los hombres de la Ley: el uso del teléfono mientras se conduce reduce la capacidad de reflejos y atención al tráfico de alguien cuya integridad depende de ellas más que otro conductor.
A orillas del Sena la cosa es parecida. Allà he visto a los flics que, por supuesto, patrullean en bicicleta, multar sañudos a los ciclistas que circulan con auriculares en los oÃdos. Igual que a los que marchan por la acera, se saltan semáforos o van en dirección prohibida.
Los ciclistas protestan y exigen ciertos cambios, como la apertura de la luz verde de los semáforos antes que la de los coches, para evitar ser arrollados y tragarse todos los humos.
Mientras esto ocurre en Francia e Inglaterra, en algunos lugares de España asistimos perplejos a inauguraciones que, antes de facilitar la vida a los ciclistas, quieren ganar los votos de quienes se juegan la vida sobre dos ruedas entre el tráfico más salvaje.
En cualquier caso, y para concluir, usar la bici en la urbe es posible, incluso recomendable. Aunque es imprescindible no olvidar jamás el siguiente decálogo (y tener algo de suerte):
* La bici es un vehÃculo y, por tanto, debe someterse a las mismas normas de tráfico que los demás
* Circular siempre por el carril de la derecha
* No circular por dirección prohibida
* No saltarse los semáforos
* Evitar túneles, puentes y vÃas rápidas, es más seguro utilizar calles secundarias
* Atención a circular entre dos filas de coches: puede abrirse cualquier puerta.
* No circular por las aceras
* Indicar cuáles van a ser vuestros movimientos
* No utilizar auriculares ni el móvil mientras se circula
* Llevar chaleco reflectante, casco y luces en la bici
Fuente: Blog de Notas. elmundo.es