El Ayuntamiento de Zaragoza ha encargado un informe al área de Movilidad Urbana para evaluar la creación de un sistema de alquiler de bicicletas en la línea del bicing de Barcelona o el vélib de París que se pueda utilizar en el entorno del meandro de Ranillas de cara a la Expo 2008.
La teniente de alcalde de Servicios Públicos, Carmen Dueso, juzga la experiencia de otras ciudades como un éxito indiscutible y ahora analiza ya los costes y las posibilidades de implantar este proyecto para mejorar la movilidad urbana de la capital aragonesa.
Los técnicos estudian ya los lugares en los que podrían colocarse los aparcabicis tanto en el centro urbano como en toda la ribera del Ebro, aprovechando los más de 30 nuevos kilómetros de carril bici que estarán a punto en junio del 2008 en el entorno de las riberas del Ebro, el Canal Imperial de Aragón, el Gállego y el Huerva.
La máxima responsable de Servicios Públicos ha contactado ya con dos empresas que prestan este sistema de alquiler de bicicletas en París (Decaux) y Barcelona (Clear Channel), entre otras muchas ciudades. Antes del 2015, estudiarán extenderlo a toda la ciudad, tal y como se recoge en el Plan Intermodal de Transporte de Zaragoza y su entorno metropolitano.
El bicing es barato, sencillo y no contamina. Se plantea como un complemento al transporte público de la ciudad que ayudaría a descongestionar el saturado tráfico de Zaragoza. Por el momento, Barcelona y Sevilla, son las únicas ciudades de España que cuentan con este servicio. La Entidad Metropolitana de Transporte (EMT) estudia ya la extensión del servicio a los 17 municipios del entorno metropolitano de Barcelona.
El uso masivo de la bicicleta en Barcelona –más de 90.000 abonados para 1.500 vehículos– ha llevado al equipo de gobierno de Jordi Hereu a multiplicar por cuatro el parque de bicis y llegar hasta las 6.000 antes del verano. La teniente de alcalde de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Zaragoza, Carmen Dueso, considera que hay que estudiar "muy bien" los recorridos para evitar conflictos entre peatones y ciclistas, tal y como ha ocurrido en la capital catalana. Y es que el consistorio de Barcelona se ha visto obligado a publicar una ordenanza que pone coto a los movimientos de los ciclistas y que incluso recoge multas para aquellos que invadan los espacios de los viandantes. El boom de los pedales ha provocado incluso deficiencias en el mantenimiento de las bicis y déficits en las paradas con más rotación que generan malestar entre los usuarios. En solo seis meses, las bicis del sistema han recorrido casi seis millones de kilómetros en Barcelona. Otras muchas ciudades barajan también su implantación.