Cuatro amigos recorrerán en bici la Ruta de la Seda para donar fondos a una ONG.
El objetivo es hacer un documental para dar a conocer la problemática de Nepal.
Los viajeros atraviesan la milenaria Ruta de la Seda «La bici es el transporte más ecológico y el que menos aísla del entorno»

Durante el trayecto el grupo pasará por montes de más de 4.000 metros de altitud y cruzará desiertos como el Taklamakan y profundos valles, aunque la ruta inicial puede variar dependiendo de «la situación política, las inclemencias climáticas o desastres naturales que puedan suceder a lo largo del recorrido», puntualizan. «Calculamos que nos lleve un año, aunque si tardamos menos aprovecharemos la estancia allí para colaborar como voluntarios», explica el impulsor. Asimismo, realizarán un documental para hacer un seguimiento del trabajo diario y completar un proyecto que pretenden dar a conocer a la sociedad. «Nuestro medio de transporte será la bici, y viajaremos sin ayuda externa», añade Emilio Fernández.
A lo largo de esta travesía por la Ruta de la Seda -de casi 13.000 kilómetros- los viajeros pasarán por países como Turquía, Irán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajistán, Kirguizistán, China y Nepal. Además, visitarán ciudades históricas como Estambul, Teherán, Persépolis, Merv, Bujara, Samarcanda, Tashkent, Kokand, Kashgar y Xian.
«Creemos en la solidaridad como un aliciente para el deporte, y viceversa». Así hablan los integrantes de esta Ruta de la Seda solidaria, tras un tiempo de reflexión en el que barajaron los pros y los contras de todas las posibilidades. «Decidimos ir en bicicleta, por ser más ecológica y porque es el transporte que menos aísla del entorno, además de ser más saludable y suponer un reto mayor», cuentan. Los fondos serán donados a la ONG Fundación Karuna Asia del monje budista francés Matthieu Ricard, un hombre muy conocido en Nepal.
Decidieron llegar hasta el país a través de la Ruta de la Seda por ser una red comercial que puso en contacto durante siglos dos culturas tan diferentes como la de Oriente y la de Occidente.
Esta ruta terrestre atravesaba, a lo largo de miles de kilómetros, montañas aparentemente infranqueables, valles profundos y ríos caudalosos. Ahora les toca el turno a ellos.