El vitoriano Bilintx Knörr ha aprovechado sus años como bici-taxista en Edimburgo para montar una empresa que difunde campañas comercialescon su bicicleta.
Bilintx Knörr quería «pajarear». Es el verbo que acuña para definir su necesidad de combatir la «sensación de claustrofobia» que le generaba la capital alavesa. Ex-alumno de la ikastola Olabide, había terminado ya dos cursos de Ciencias Políticas en la UPV. Como tantos otros ciudadanos, es alguien que se interesa por la cosa pública, desencantado del manejo diario que hacen de ella los altos cargos de los partidos.
Quiso comprobar cómo era la vida fuera y aprovechó la estancia de dos hermanas y un cuñado en Londres para viajar al corazón de Inglaterra. «Empecé a trabajar de bici-taxi sin tener ni idea de inglés. Pagaba 85 libras a la semana a una empresa, pero sacaba una pasta. Recuerdo que la primera noche gané 120 libras y los sábados me iba hasta las 180».
Se encontraba «superagusto» con su experiencia londinense «porque estaba todo el día en la calle de una ciudad cosmopolita con unas fiestas que lo flipas». Pero le salió la oportunidad de disfrutar una beca Séneca en Granada y allí cumplió el tercer curso de Políticas. Sin embargo, la vidilla anglosajona ya se había hecho un hueco en él y marcó su nuevo destino: Edimburgo. «Me molaba el Reino Unido».
En la capital escocesa, asegura, lo ha aprendido «prácticamente todo». Desde el dominio del inglés hasta la inmersión en un mercado laboral que ya es su profesión. «Empecé arreglando bicis, hasta cuarenta por semana, y también llevaba gente. Me fui ganando la confianza del jefe y después me instalé por mi cuenta. Cada bici costaba 4.000 libras, pero amortizabas el dinero rápidamente».
Y tanto, según explica. Recuerda noches gloriosas en el terreno comercial, como aquella después del Escocia-Inglaterra del Seis Naciones en Murrayfield, cuando ganó «470 libras». «Allí sí se coge este transporte. Como todo les da igual y no tienen vergüenza… Te haces un psicólogo de la noche. La sociedad anglosajona es muy curiosa para salir. La gente es supercorrecta en el trabajo y se transforma en 'hooligan' cuando sale».
Vuelta a Vitoria
Tres años vivió Bilintx en Edimburgo. Con el bagaje escocés ganado decidió retornar a casa para «ser el primero en montar este negocio aquí». Recuerda la fecha del inicio, el 6 de mayo de 2008. Diez meses después de muestra satisfecho. «Está funcionando bastante guay. Mientras los números sean verdes, me da igual dos que diez». Cuenta con cuatro bicicletas en Euskadi y dos en Andalucía. Eso sí, mientras en el Reino Unido transportaba gente, aquí sus vehículos sirven de soporte para la publicidad dinámica. Al tiempo, acude una vez por semana al campus de Leioa para terminar la carrera universitaria.
¿Clientes? Grandes empresas que pretenden difundir sus promociones. «He trabajado para El Boulevard, para Eroski, bastante con Heineken, con una tienda de juguetes de Lakua…». Su empresa se llama Adbikers y está dispuesta a pedalear campañas comerciales por toda Vitoria, batida por el centro urbano incluida.
A Bilintx le bullen las iniciativas. De ahí que ganara el concurso municipal Eureka, destinado a premiar «ideas de jóvenes para jóvene». Él presentó un proyecto, entre 87 participantes, que consiste en recopilar bicicletas abandonadas, defectuosas o solitarias en camarotes. «Se trata de desmontar y reciclar, al tiempo que difundes una conciencia ecológica y bicicletera, más ahora que mucha parte de la ciudad es peatonal».
-¿Qué importaría del Reino Unido?
-La jeta que tienen, la falta de vergüenza.
-¿Y qué mandaría para allá?
-El Cola-Cao, je, je. Y la comida en general.
Fuente: elcorreodigital.com/