Creo que a partir de ahora y con el permiso del Sr. Alejandro Pachón os iré comentando la realidad china a través de algunas películas.
Ha comenzado la primavera, parece que el frío ha desaparecido del norte de China y los días cálidos invitan aún más a pedalear y perderse por los “hutones” de la capital. Aclararé que estos hutong 胡同 son los callejones del casco antiguo, estrechas callejuelas de paredes grises y puertas policromadas en rojo, así es como se vivía en Beijing desde hace decenas de años y hoy están rehabilitando toda esta zona para hacerla más atractiva al turismo.
Para mí, ir en bicicleta en Beijing es uno de los grandes placeres que te ofrece esta ciudad que es totalmente plana y que aunque goza de un tráfico endiablado y totalmente anárquico, existen “carriles bicis” en todas las calles.
Ayer fui en bici desde casa al colegio. Normalmente voy en bicicleta hasta el metro porque desde allí es más rápido. Pero con la llegada del calor los efluvios de la gran masa humana en el subterráneo se hacen aún más insoportables, así que he decidido que es mejor batallar contra los taxis y el creciente parque automovilístico que aguantar codazos, empujones y alientos desagradables en el metro pekinés.
La bicicleta está tan pegada a la cultura china como el fútbol a la nuestra. Ahora todo el mundo quiere tener coche en la capital, pero hace 10 años no había tantos y las bicis inundaban avenidas y pasos de cebra.
Parece que somos los extranjeros o los chinos pobres a quienes nos gusta sentirnos más libres y gozar de este maravilloso invento de dos ruedas, no saben los nuevos pijos lo que se pierden. Para ellos ir en coche es un símbolo de clase social.
En el año 2001, el director Wang Xiaoshuai 王小帅 dirigió una película que en chino lleva el título de “el vehículo de los diecisiete años”(十七岁的单车 shiqi sui de danche), y narra la historia de un joven emigrante que llega a la capital y para ganarse la vida trabaja como repartidor tipo DHL en Beijing pero en bici, y como al llegar no tiene nada de nada, su jefe le da la oportunidad de ser el propietario de su bicicleta trabajando gratis al principio hasta que consiga poder pagarla.
El joven ilusionado pedalea por la gran urbe hasta que tiene la desgracia que un grupo de estudiantes le roba la bici y el joven cae en una absoluta desesperación porque no sabe como decirle a su jefe que se la han robado y no se le ocurre otra cosa que ponerse a buscarla en una ciudad con millones de vehículos iguales, el resto de la peli no la cuento, pero merece la pena verla.
En primer lugar porque aparece un Beijing urbano muy real y que es el que yo disfruto/sufro todos los días y en segundo lugar para comprobar la tenacidad del joven que no se rinde, el héroe pobre perdido en la capital para el que recuperar su bicicleta es cuestión de vida o muerte.
“La bicicleta de Pekín” obtuvo el Oso de Plata en Berlin en el 2001.
Fuente: hoy.es