Se conocieron en Brasil, se casaron y decidieron dar la vuelta al globo en lamisma bicicleta. Tras 15.000 kilómetros y tres años de viaje, vuelven a casa. Así fue su aventura a dos ruedas (y cuatro pedales).
Artículo publicado el 22 de junio de 2008, en el suplemento dominical del periódico "El País".
El MUNDO
EN TÁNDEM
Se conocieron en Brasil, se casaron y decidieron dar la vuelta al globo en lamisma bicicleta. Tras 15.000 kilómetros y tres años de viaje, vuelven a casa. Así fue su aventura a dos ruedas (y cuatro pedales). Por Álvaro Corcuera y Guillermo Abril. Fotografía de Eneko Etxebarrieta. |
veces olvidamos fácilmente que somos dueños de nuestras vidas, que nosotros decidimos siempre. Algo así debió pensar Miyuki Okabe, una brasileña de origen japonés, cuando conoció a Eneko Etxebarrieta en 2002. Ocurrió en Curitiba (Brasil). Ella asistía a clases de español cuando el profesor trajo al aula a Eneko, un viajero de Vitoria-Gasteiz que llevaba tres años dando la vuelta al mundo. En bicicleta. Miyuki creyó ver su futuro; con 30 años trabajaba como ingeniera de telecomunicaciones para una multinacional, y era lo que se dice una hija ideal. Al día de conocerse, Eneko y Miyuki quedaron… “La historia fue muy rápida. En sólo una semana decidí que me iba con él”, explica ella. Se cogió cinco semanas de vacaciones para ver si funcionaba la cosa y viajaron en bici hasta São Paulo. Funcionó. Miyuki lo dejó todo: “Fue muy fuerte. Un convencimiento mutuo. Queríamos estar juntos”. Miyuki cambió su vida, igual que |
Eneko le había dado un giro a la suya en 1999. Dice el viajero vasco que acabó la carrera de Magisterio y sabía muy poco para ser maestro. Quizá un viaje, conocer mundo. Se subió a la bicicleta y rodó de Vitoria a Estambul en cuatro meses. A las puertas de Asia pensó: ¿Y por qué no sigo? A lo Forrest Gump, pero en bicicleta, Eneko cruzó fronteras de Asia, Oceanía y Suramérica. Surgió el amor en Curitiba y se le unió Miyuki. Al poco, estaban los dos de vuelta en Vitoria, donde se casaron en 2003. Y entonces comenzaron dos años de preparativos y búsqueda de patrocinadores para el siguiente viaje. Decidieron dar otra vuelta al mundo. Lo harían subidos a un tándem. En 10 años. |
Y DE PRONTO…, EL HIJO. |
hacia el norte por caminos desiertos; 3.000 kilómetros hasta llegar a Buenos Aires. Abandonaron el frío, cruzaron a Uruguay, luego, a Brasil. “Siempre junto a la costa del Atlántico”, explica la pareja; rodando por vías secundarias y sobre arena de playa, a salvo de atropellos. LOS VIAJEROS HAN IDO NARRANDO su aventura en Internet. “Queríamos que el viaje sirviera para algo, compartirlo con mucha gente”. Antes de partir presentaron su proyecto divulgativo a instituciones públicas y empresas privadas. Consiguieron financiación. Su compromiso: publicar crónicas del viaje de forma constante, colgar fotos de todo lo que vieran. Tres años largos después, uno se puede pasar horas husmeando en su página web (www.acercandoelmundo.com). “La idea surgió porque yendo en bici tienes un contacto muy fuerte con la realidad. Te mueves a una velocidad limitada, a la velocidad del mundo”, explica la pareja. “Convives con la gente, llegas a un pueblecito y te paran para preguntarte. No existe una barrera que te separe de las personas; se te acercan, te
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cuentan sus historias”. Como aquel ingeniero de Río de Janeiro que les convenció para cambiar de tándem. Él, les dijo, había fabricado otro más cómodo, de sillines con respaldo, el modelo “reclinado”. Donaron el viejo a una organización de niños ciegos. “Sólo pueden ir en bici si lo hacen en tándem, con un lazarillo”, cuenta Eneko. “Muchos se subían por primera vez y decían: ‘Es una sensación única”. |
BITÁCORAS 1. En todoterreno 2. El ejemplo de Eneko 3. En plan mochilero |