Los jóvenes emprendedores quieren devolver a la bici «el protagonismo que no debían haber perdido en las ciudades»
entido común. Todo se basa, dicen, en el sentido común. «¿Por qué usar un coche que pesa mil kilos para mover por la ciudad un paquete de 350 gramos?» Pues eso, sentido común. Lo esgrime César Paúl Tomillo (Aranda de Duero, 1976) para explicar la filosofía de Xiclo. Y regreso al futuro. «¿Por qué no retomar el espíritu de hace unos años, cuando el reparto comercial se hacía en bicicleta y sin contaminar? Hay muchísimas fotos de comercios de los años 50 y 60 en los que se llevaban los pedidos en bici». O sea, regreso al futuro. Lo apunta Tran-Vu Mai (Rabat, 1974) para defender la esencia de Xiclo.
Estos dos ingredientes, y muchas pedaladas, son la receta de Xiclo, la empresa de mensajería sostenible –el reparto no se hace en furgón o en moto, sino a pedales y sin combustible– que César y Tran-Vu han creado en Valladolid. Una iniciativa pionera que ha unido la vida de dos ciclistas desconocidos.
«Apostamos por un medio de transporte limpio, que no contamina, que no emite ruidos, que no provoca atascos, que facilita la fluidez del tráfico, que mejora la calidad de vida de la ciudad», indica César. El hecho de hacer el reparto en bici conlleva además algunas ventajas, «ya que nos permite entrar en calles peatonales donde las furgonetas tienen más difícil el acceso y además, no estamos encorsetados por los horarios de carga y descarga», añaden.
Su oferta incluye servicios locales de mensajería urgente (entregan paquetes o cartas en menos de 60 minutos) y distribución de última milla. Se trata de un concepto en el que la última parte de la cadena logística se hace con medios de transporte alternativos y no contaminantes. Así, hasta su nave llegan grandes mercancías (en camiones, por ejemplo) que luego ellos distribuyen a menor escala en bicicleta. Para ello disponen de dos vehículos especiales.
El primero es una ‘cargo-bike’, un ciclo con remolque incorporado que permite transportar hasta 180 kilos de peso. Para arrastrarlo no basta solo con el poder de las piernas, sino que puede echarse mano también de la asistencia eléctrica, para alcanzar hasta los 25 kilómetros por hora. Mide 1,10 metros de ancho, lo que les permite utilizar también los carriles-bici. Con este vehículo realizaron su primer porte, el transporte de una cuna que tuvieron que subir a un cuarto piso, sin ascensor.
La empresa –en la que trabaja Eva de Fuentes– también dispone de un ciclo de carga delantera (modelo ‘bullit’) con el que realizan el reparto, por ejemplo, de la revista ‘Chiquiocio’ (distribuida a 80 puntos de la ciudad) o de los folletos con la programación del Teatro Calderón, que han depositado en 900 destinos distintos de la ciudad. Y además, alquilan la superficie de sus vehículos como soporte publicitario en el que ahora, por ejemplo, se anuncian los próximos espectáculos del Calderón. Su método de reparto es «especialmente atractivo para empresas que defienden una filosofía ecológica del negocio».
Fuente: elnortedecastilla.es