El alcalde de Londres, Boris Johnson, ha intentado aplacar la “rebelión” de las bicicletas prometiendo la inversión de mil millones de euros en infraestructuras, el lanzamiento de campañas para la seguridad vial y el reforzamiento de las multas en las interesecciones más conflictivas (tanto para los conductores como para los ciclistas).
Johnson, usuario habitual de las dos ruedas e impulsor de la bici pública en Londres, está sin embargo en el disparadero por los seis accidentes mortales en dos semanas que ha provocado protestas masivas. Más de mil ciclistas protagonizaron un die in, haciéndose el muerto ante el Departamento de Transportes y colapsando el tráfico en hora punta el pasado viernes.
Las acciones, organizadas por la London Cycling Campaing, han provocado la respuesta del alcalde, que se ha comprometido a una revisión a fondo de los cruces más conflictivos y a nuevas medidas de seguridad en los camiones, responsables del 80% de los accidentes mortales. Johson aseguró que el reforzamiento en la vigilancia de las dos últimas dos semanas ha dado sus frutos, con 1.392 multas a conductores y 755 a cicilistas.
La London Cycling Campaing ha urgido un rediseño total de la estrategia de la bicicleta en al capital británica, siguiendo el camino trazado por ciudades como Copenhague y Amsterdam. El urbanista danés Jan Gehl, que ha asesorado en la creación de los más de 700 kilómetros de carriles-bici en Nueva York, ha dado esta semana un “rotundo suspenso” a Londres y ha alertado contra el peligro que acecha a los ciclistas locales, en perpetua fricción con los camiones de carga y con los autobuses de dos pisos.
Hasta el propio asesor municipal de la bicicleta, Andrew Gilligan, reconoce que pedalear en Londres “es lo más parecido a una lucha por la supervivencia darwiniana“. Aun así, Gilligan asegura que la seguridad ha mejorado notablemente: de 82 ciclistas muertos entre el 2003 y el 2007, a 64 entre el 2008 y el 2012. Pese los recientes accidentes, el número de fallecidos este año (14) es similar al anterior.
Sin embargo, y según una reciente encuesta de Com Res, el 20% de los ciclistas de Londres ha decidido renunciar a las dos ruedas como medio habitual de transporte por miedo a accidentes. El 63% de los ciclistas reconoce que circula ocasionalmente por las aceras para evitar los cruces peligrosos y el 68% considera que la ciudad no es segura para las dos ruedas.
Se calcula que en la ciudad se produce unos 575.000 desplazamientos en bici, entre un 3% y un 5% del total. El alcalde asegura que su intención es aumentar el número de viajes en bici un 400% de aquí al 2020, con la ayuda de proyectos como el corredor este-oeste de 23 kilómetros, que aspira a ser el carril-bici continuado más largo de Europa.
Donnachadh Mc Carthy, de la London Cycling Campaign, asegura sin embargo que la comunidad de la dos ruedas ha perdido la paciencia con las falsas promesas del alcalde: “Queremos un presupuesto real y reclamamos una red completa e integrada de carriles-bici en cinco años. Y exigimos cambios en la planificación urbana como los realizados en Holanda, al cabo de una década de protestas”.
Fuente: elmundo.es