Los trabajadores de una empresa de diseño recorren las calles de la capital de Taiwán transformando en el momento vasos y botellas de plástico desechados en obras de arte con Mobile Fab – una bici ordinaria equipada con un ordenador y una impresora en tres dimensiones.
“Queríamos hacer algo para acercar el reciclaje y la impresión en 3D a la gente normal”, dijo Kamm Kai-yu, cofundador de la compañía taiwanesa Fabraft.
Adornada con bombas, cables, tubos y paneles, el Mobile Fab corta el plástico en tiras antes de molerlo en polvo fino. Los operadores introducen el polvo en la impresora 3D delante de la bicicleta y lo utiliza como “tinta” para crear un pequeño medallón que adjuntan a una luz de color.
La gente que trae artículos de plástico al laboratorio móvil espera un par de horas hasta que la basura se transforma en arte. El medallón es para fijarlo en los radios de las bicicletas, pero pueden llevarse tal y como desee cada persona.
Son gratis, siempre y cuando la persona haya proporcionado el plástico.
Casi cualquier diseño puede ser impreso, pero el medallón es el producto más común del equipo. Una de las pocas limitaciones es que la impresora solo puede usar polipropileno, o plástico número 5, debido a los puntos de fusión de los distintos plásticos.
Kamm y otros tres colegas en Fabraft, todos veinteañeros graduados en escuelas de diseño o de arte, son miembros del movimiento “Maker” que implica un espíritu de hazlo-tu-mismo, una vuelta al hardware después tanto interés en el software de las nuevas empresas.
Frases de motivación como “Manten la calma y haz cosas” y “Haz lo que ames, ama lo que hagas” adornan las paredes de su taller, parecido a un garaje.
“Construimos de todo desde cero utilizando diseños e instrucciones disponibles libremente en Internet”, dijo el cofundador Matteo Chen. El software para manipular la impresora es de descarga gratuita y de código libre, igual que un buen número de sus diseños.
Cuando llevaron Mobile Fab a las concurridas calles de Taipei, Kamm y sus colegas dijeron que se han visto bombardeados por el interés de los transeúntes – tanto que planean construir una versión más grande con más poder de impresión.
Otras máquinas podrían sustituir a las impresoras 3D, tales como un cortador de láser para realizar diseños similares en el sitio.
Pero es el concepto de combinar la conciencia medioambiental con la alta tecnología lo que ha elevado el perfil de Fabraft en la súper competitiva escena tecnológica de Taiwan.
El artefacto fue financiado parcialmente por el Gobierno en la línea de apoyar el talento local mientras Taipei se prepara para convertirse en la Capital Mundial del Diseño en 2016, una designación anual del Consejo Internacional de Sociedades de Diseño Industrial con sede en Montreal.
La obsesión en Taiwan con el té de burbujas, una bebida distribuida en tazas de plástico N.5 por toda la isla, asegura un flujo constante de “tinta” para los Mobile Fab mientras hace sus rondas.
Fuente: routers