Cada vez son más los que se mueven en bici por la ciudad y adaptan sus prendas a ese ritmo.
Interesante reportaje publicado en el suplemento el País Semanal
Más de tres millones de españoles utilizan la bicicleta a diario, según datos de la Dirección General de Tráfico. La mayoría lo hacen para moverse en ciudad, además de por ocio o deporte. Y aunque los intereses de pasarela y calle no siempre discurren por caminos paralelos, este colectivo está de suerte. Desde hace varias temporadas, la industria textil apuesta por prendas dinámicas y sencillas, elaboradas con materiales técnicos y resistentes como el neopreno. De Hermès a Lacoste, pasando por Levi’s o H&M.
Es lo que Goyo Martínez, propietario de la tienda de referencia Sportivo, denomina “estilo black rider”: piezas tan cómodas a los pedales como elegantes una vez recobrado el bipedismo. Opciones versátiles, en definitiva, que permiten candar las ruedas y entrar en una reunión sin solución de continuidad. Algo que el empresario y pionero Manolo Movellán lleva haciendo dos décadas. “Cuando llegaba al despacho [de abogados] trajeado y en bicicleta, todos me miraban como un marciano. ¡El resto de socios iban en sus cochazos, imagínate!”, recuerda. “Aunque aún quede mucho por hacer”, según Gonzalo Díez, primer campeón de España de BMX, ya nada es igual. Desde “hace cinco años”, la bici se ha normalizado como medio de transporte urbano.
El look Indurain queda relegado a la carretera, y en espacios especializados como el de Miguel Gatoó no hay rastro de maillots. El responsable de Slowroom asegura que la demanda de ropa “formal pero adaptada” aumenta exponencialmente: cortavientos con franjas reflectantes, pantalones con cobertura impermeable, camisas con la sisa reforzada. “Pero también propuestas polivalentes de toda la vida, como los jerséis de lana merina, que conservan muy bien el calor al tiempo que transpiran: para no llegar sudado a los sitios, lo cual no es solo útil en la bici”, argumenta.
La frontera entre el armario del ciclista y el del hombre de a pie se difumina. Sobre todo tras el nuevo auge de la estética deportiva en el mundo del lujo. Si Kenzo consiguió convertir la sudadera en tendencia hace dos años, hoy Calvin Klein articula su última colección en torno a esta prenda. Incluso firmas célebres por su trabajo artesanal, como Bottega Veneta o Marni, se atreven con pantalones de algodón, primos hermanos del chándal.
Además, como apunta el sastre Fernando García de la Calera, la bici no solo resulta atractiva por su comodidad al circular y aparcar. También seduce como un objeto de diseño en sí mismo. Retro, plegables o fixies (sin marchas) invitan a los más sensibles a la moda a elegir un estilo ad hoc.
Reportaje completo texto y fotos en: elpais.es