Presidente de Burgos con Bici: «El rencor atávico hacia los ciclistas surge del miedo a lo desconocido»

Abr 7, 2014

Utiliza la bicicleta para moverse a diario en la ciudad desde que empezó la Universidad, haciendo todos los días el trayecto entre El Plantío y San Amaro, y ahora tiene 46 años.

El auge en el uso de la bicicleta para los desplazamientos urbanos y la ausencia de una ordenanza que regule mejor su uso y promoción despierta no pocas situaciones conflictivas entre conductores, peatones y ciclistas. Conocedor de los sambenitos que pesan sobre el colectivo al que representa, Palacios defiende a la mayoría que considera cumplidora y no tiene problemas en reclamar más dureza contra los infractores. Por supuesto, llega pedaleando a la cita para esta entrevista en la plaza de la Catedral.

Si usa la bici a diario, ¿tiene polémicas también cada día con el resto de usuarios de la vía?
A esa pregunta, que supongo que se refiere al debate sobre la convivencia, cada uno respondería de una manera, y eso depende de la percepción de uno mismo. Yo tengo la sensación de que la convivencia con automovilistas y peatones ha mejorado en los últimos años. Es cierto que de vez en cuando te topas con un peatón, un conductor y algún ciclista súper maleducado, pero eso no significa que suframos insultos todos los días.
 
¿Es consciente de la mala fama que arrastra el colectivo ciclista?
Es un debate que surge en nuestras asambleas muy a menudo, y nos preguntamos qué podríamos hacer para luchar contra esa mala fama. Yo creo que hay un miedo atávico a los ciclistas que surge de un miedo a lo desconocido.  A alguno le recordamos la época de la España más negra, la del hambre, porque alguno se cree que somos como en la España de los años 40, en la que se andaba mucho en bicicleta. Y en vez de relacionarnos con el progreso y la Europa del norte nos relacionan con el pasado. Y también es verdad que hay unos pocos ciclistas que son responsables de que mantengamos esa mala fama. También hay que decir que los datos están a nuestro favor porque agarras la estadística de siniestralidad y no hay atropellos graves provocados por ciclistas, ni mucho menos muertes. Más que miedo, en algunos casos se ve rencor, y eso no se ve contra los automovilistas.
 
¿Y por qué ese rencor? ¿Son capaces de responder a esto en sus asambleas?
Pues no, es muy difícil. Es un tema de interés sociológico. Mire, cuando alguien increpa a alguien en bici dice «¡Vosotros los ciclistas!». Y sin embargo a un conductor de un automóvil nadie le dice: «¡Es que los automovilistas son…!». A nosotros nos meten en un saco a todos, hasta la mujer que lleva a sus niños de 4 años al colegio y es súper respetuosa. Somos una categoría de ciudadano, nos han calificado como ciclistas malignos y eso es algo que siempre me ha intrigado.
¿Conoce algún ciclista que respete las normas, que no se salte semáforos, que cruce los pasos de cebra bajándose de la bici, que no adelante por la derecha a los coches?
Bueno, hay de todo. Hay gente que es respetuosa y otros que infringen las normas, pero como también hay automovilistas o peatones que lo hacen mal. Por referirme solo a la última cuestión, adelantar por la derecha es un riesgo tremendo y el que lo hace está poniéndose en riesgo a sí mismo con una grave imprudencia. Pero yo a los que veo hacer esas cosas se lo reprocho, porque se están jugando el físico.
 
¿Usted increpa a los ciclistas que lo hacen mal?
No es que los increpe, pero les llamo la atención cuando por ejemplo veo a unos chavales haciendo ‘eses’ en Laín Calvo. No se puede ir a 25 por hora por zonas peatonales cuando están llenas de gente. O gente que se sale del carril bici para adelantar invadiendo la acera de la Avenida de la Paz a toda leche. Es por su seguridad y por la de los demás. 
¿Y cómo se separa usted del colectivo de ciclistas infractores?
Mire, yo también confieso que alguna vez voy por una acera, aunque muy pocas veces. Pero hay que valorarlo con sentido común, pensar por dónde puede circular mejor, con seguridad para él y también para los demás. Nunca defenderemos conductas irrespetuosas, pero meter a todos en el mismo saco es injusto.
 
¿Cómo luchan desde la asociación contra quienes les generan mala fama?
Pues por ejemplo el mes que viene hemos preparado una campaña ‘civilizadora de ciclistas’. Les explicaremos que si un ciclista tiene prisa su sitio es la calzada, pero también reclamaremos el derecho de circular de forma muy tranquila por la Plaza del Rey San Fernando o por Laín Calvo cuando no haya peatones. Pero insisto, que los ciclistas de conducción agresiva y peligrosa son los menos. Y siempre que nos preguntan al respecto contestamos: «Que los sancionen». Pero no somos nosotros quienes tienen potestad sancionadora, eso es la Policía Municipal.
Dice usted que los ciclistas infractores son los menos. Hay mucha gente que está convencida de todo lo contrario.
Ya, ese es otro de esos nudos gordianos que no sabemos cómo desenredar. Solo podemos decir que en los últimos años se ha ampliado y ha cambiado tanto el perfil de usuario de la bici que no se puede generalizar. Se ve gente en bici con abrigos de piel, ejecutivos con traje, arquitectos, jueces famosos… La bici ya no es solo cosa de los jóvenes, varones, hippies e izquierdistas, como decía el tópico de  antes.
 
¿Serían partidarios de endurecer las sanciones a ciclistas? La semana pasada publicamos que en la capital solo se ha multado a 7 ciclistas en los dos últimos años.
Yo es que esa estadística no me la creo. Ya sé que lo dijo la Policía Local y que esos son sus datos, pero me parecen tan pocas… Siempre insistimos en que necesitamos una ordenanza lo más clara posible que no coarte el desarrollo de la bici en la ciudad. Y con esa norma en la mano habrá que sancionar. Pero primero hay que aclararlo.
 
¿Por qué necesitan una ordenanza si ya hay un Reglamento de Circulación y ustedes son un vehículo?
Lo primero, tenemos que pensar si el modelo de movilidad imperante en España desde hace años, el que está funcionando bajo esa norma, es conveniente. Si quedamos en que no por los problemas de ruido, contaminación atmosférica y sedentarismo, la vía será potenciar a los no motorizados: peatones y bicicletas.  Y la bicicleta no puede ser un vehículo más, porque tiene sus particularidades y además debe ser promocionada porque protege la salud de las personas. Algunos argumentos, hasta pornográficos, cuelgan la culpa de los accidentes a peatones o ciclistas que cruzan por donde no deben. Hasta en los mortales. En el caso de los ciclistas, la mayoría de los atropellos mortales ocurren fuera de las ciudades. Si en los últimos años ha habido en torno a 40 atropellos mortales de ciclistas en toda España en el ámbito urbano la cifra ronda entre los 13 y los 16. Ahí entra el debate famoso del casco. Una medida tan polémica, que ha levantado tanta polvareda, y que estamos hablando de que apenas afecta a nadie, o muy poca gente.
 
¿Por qué están los colectivos ciclistas en contra del casco?
Lo primero, no estamos en contra del casco. Estamos en contra de la obligación. Ahí está el matiz. Somos partidarios de que cada uno elija ponérselo o no, en nuestra asociación hay mucha gente que lo lleva y otros que no. Yo no lo uso y a mis hijos pequeños les obligo a ponérselo. Pero el argumento fundamental es que si la obligación se hace extensible a toda la población y se empieza a sancionar va a disminuir el número de ciclistas. 
 
¿Por qué suponen eso?
Por muchos motivos. Porque para algunos resulta incómodo, porque no es lo mismo ponerse el casco en verano en Sevilla que en invierno en Burgos. Incluso porque es un trasto más que luego hay que llevar contigo. Y la bici se emplea mucho para trayectos cortos y con ella se busca comodidad. Con todo esto puede disminuir mucho el número de ciclistas y con ello incrementará su inseguridad porque los conductores perderán la costumbre de convivir con ellas. Y al final será más peligroso y habrá más accidentes con casco que sin él. Más allá de eso, hay estudios que cuantifican el ahorro en gasto sanitario que provoca el uso de la bicicleta por el hecho de mejorar la salud de la gente, son cifras enormes, y eso dejará de computar. 
 
¿No ocurriría con el casco como ocurrió con el cinturón de seguridad, que se topó con un rechazo inicial y ahora los conductores lo asumen, sin más?
Puede ser. Pero insisto, que las cifras de muertos en ciudad son pequeñísimas en toda España y no sabemos cuántas de ellas habría evitado el casco, o si alguno incluso lo llevaba, porque tampoco hablamos de un casco integral como los de las motos. Y su imposición puede acabar siendo perjudicial por incrementar la inseguridad general para quienes sigan usando la bici, aunque sea con casco. La causa del peligro actual es clara, es el exceso de velocidad de los coches, y eso no lo vamos a quitar ni con casco ni aunque obliguemos a los peatones a llevar armadura.
El Ayuntamiento lleva tres años dándole vueltas a su Ordenanza de Movilidad, que sigue paralizada.
 
¿Qué ha pasado durante todo este tiempo para que se siga retrasando?
Está provisionalmente aprobada, parece que va camino de ser eternamente provisional. Los responsables municipales nos daban el argumento de que estaban esperando a la nueva Ley de Seguridad Vial, que por fin se ha aprobado hace 15 días, y luego al reglamento que parece quieren sacar adelante antes del verano. Pero nosotros nunca hemos sabido a qué esperábamos. Porque podíamos haber tenido esta ordenanza  hace tiempo y ahora no habría habido tantas sorpresas. Teníamos experiencias previas de otras capitales que han regulado la convivencia y seguimos diciendo: ¿A qué esperamos?
 
Burgos durante unos años presumió de la promoción de la bici ¿Se ha enquistado esa intención política en los últimos años?
De alguna forma sí, porque la mayoría de los programas de promoción, la propia construcción del carril bici o el alquiler de bicis estaban financiados en parte con dinero europeo. Parecía que como nos lo pagaban nos lo gastábamos, pero igual no teníamos una verdadera convicción. La promoción va a menos, pero el uso va a más, y las autoridades están con el pie cambiado. Algunos aparcabicis se ven repletos hasta en los días de invierno, y se hace una biblioteca nueva en la Plaza de San Juan y no tienen en cuenta poner un aparcabicis. Y este tema de la promoción de la bici es paradigmático de cómo funciona el Ayuntamiento. Hay una absoluta descoordinación entre secciones, se pasan la pelota, hay unos que llevan Tráfico, otros Movilidad, otros Policía…
¿Consideran necesaria la construcción de más tramos de carril bici?
No es una prioridad para nosotros, aunque sería necesario coser algún tramo concreto en la relación norte-sur. Pero el carril bici no es la mejor manera de promocionar el uso de la bici. A medida de que el movimiento ciclista va madurando se da cuenta de que son mucho más efectivas medidas de pacificación del tráfico compartiendo el espacio con peatones y calzada.
 
Últimamente han subrayado los problemas de señalización de los tramos existentes. ¿Qué ocurre con ellos?
Que es imposible obedecer a las señales, porque siempre infringirás algo. Por ejemplo, los ‘ceda el paso’ pintados en los pasos ciclistas son una cuestión que no hemos encontrado en ningún otro lugar de España salvo en un carril periférico en Alcorcón. El Ayuntamiento no se aclara por mucho que el Reglamento de la DGT sea clarísimo en el caso de esos pasos ciclistas, donde tenemos prioridad sin ninguna duda. El epítome de esto es un cartel que vi el otro día en un luminoso de la Plaza del Rey. Decía:«Ciclista, modera tu velocidad». Eso yendo por la calle Vitoria, junto a los coches, no en un carril bici. ¿Pero están locos? ¡Tendrán que moderarla los coches!
 
¿Consideran fracasado el servicio ‘Bicibur’?
Se lanzó bastante bien y ha sido un fracaso luego. Sirvió para animar inicialmente el uso de la bici en la ciudad pero tiene varios problemas: la calidad de las bicis, la falta de más puntos… Y sobre todo cuando la administración vio que tenía bastantes usuarios y decidió empezar a cobrarles. Y ahora está prácticamente agotado.
 
¿Qué les parecía la propuesta de carril bici en la franja central de la calzada como planteaba el proyecto ya olvidado del bulevar de la calle Vitoria?
Era muy atrevido, pero no sabemos qué tal habría funcionado. El carril bici central tiene ventajas cuando hay recorridos largos sin demasiadas intersecciones, de lo contrario empieza a perder sentido. 
 
Más allá de lo que ocurrió con ese proyecto, nosotros seguimos diciendo que tiene que haber algún tipo de intervención en esa vía, como siempre hemos dicho. En el cogollo de Gamonal se necesita algo desde el punto de vista ciclista, pero habrá que pensar bien qué.
 
¿Cómo regularían ustedes la convivencia en las zonas peatonales?
Nos remitimos a las alegaciones que en su día presentamos a las ordenanzas. No es lo mismo calles peatonales que aceras. Por aceras nosotros creemos que no es necesario circular, pero por las zonas peatonales es inconcebible que no se pueda pasar, aunque con prioridad absoluta del peatón. Limitar la velocidad a 10 por hora y bajarse de la bici cuando sea necesario.
 
¿Y dentro de las zonas peatonales marcar algún tipo de itinerario ciclista?
En algunas ciudades ya lo están haciendo, y aquí en el Espolón nos han pintado una raya pegada al muro del río, que no sabemos muy bien si el objetivo es llevar las bicis por ahí o que no circulen otro tipo de personas de mal vivir, que son peores que los ciclistas.