No llegan a muchas zonas del centro y no están bien conectados con los puntos de préstamo de bicicletas repartidos por toda la ciudad.
El anuncio de la creación de un nuevo tramo de carril bici por parte del Ayuntamiento de Salamanca ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de establecer un plan más serio que permita hacer de la bicicleta una alternativa al transporte tradicional, especialmente a los vehículos particulares, en la ciudad.
Hasta ahora la implantación del carril bici se ha desarrollado más como un elemento de ocio que como transporte habitual propiamente dicho. El número de tramos y de kilómetros ha crecido de forma evidente en los últimos años, pero lo cierto es que aunque hay que reconocer que sí fomenta el uso de la bicicleta, lo hace desde un punto de vista deportivo o de simple divertimento, pero en ningún caso facilita el uso de la bicicleta como un medio de transporte para ir al trabajo, al colegio o a la Universidad, aunque quizás sea el Campus Miguel de Unamuno la zona mejor comunicada a través de los carriles bici para que los estudiantes vayan a diario a sus clases pedaleando.
Otro de los avances considerables que debe reconocerse al Ayuntamiento es la proliferación por toda la ciudad de los puntos de préstamo de bicicletas. Este sistema, muy barato (tan solo cuesta 26 euros al año) y efectivo, permite que un ciudadano dado de alta en el servicio puede coger una bicicleta en uno de los muchos puntos de préstamo repartidos por la ciudad, en concreto el sistema está formado por 21 bases ‘aparcabicicletas’ con capacidad para 267 aparcamientos, y tras utilizarla puede dejarla en otra de las bases más cercana a su punto de destino a su domicilio o lugar d de trabajo. Sin embargo, este sistema adolece de un problema muy importante, y es que buena parte de ellos, casi la mitad –especialmente los ubicados en el centro– están bastante alejados de los carriles bici. Esto conlleva que haya recorridos en los que el uso de la bicicleta debe realizarse por calzadas que se comparten con turismos y otros vehículos, algo que no debería constituir un gran problema si el uso de las dos ruedas estuviese más generalizado y el trazado de las vías abiertas al tráfico recogiese algunas de las muchas alternativas y modificaciones que ya se registran en otros países de Europa en los que circular en bicicleta hasta para ir a la compra es lo más normal del mundo.
Difícil convivencia
Y es que verdaderamente ése el principal problema que tiene Salamanca a la hora de fomentar el uso de la bici como sistema de transporte urbano alternativo al coche o la moto. La inexistencia de carriles bici en zonas como Carmelitas, Canalejas, Gran Vía, Mirat…, hace que llegar pedaleando a oficinas, comercios, sedes oficiales, etcétera, sea toda una odisea porque uno se juega la vida al ser estas las zonas con una densidad de tráfico mayor en toda la ciudad.
En Salamanca aún falta mucho para que la cultura de la bicicleta esté extendida, y aunque lo cierto es que se han dado pasos importantes, y el nuevo tramo previsto así lo es, la convivencia con el tráfico a motor en las calles de la ciudad es bastante difícil, y el ciclista, por muchas infracciones que cometa para acortar su recorrido, siempre tiene las de perder.
Aunque lo cierto que en España no hay muchas ciudades donde el uso de la bicicleta esté generalizado como en Europa, hay ejemplos bastante positivos de los que podría aprenderse, como son los de Barcelona, San Sebastián o Vitoria, especialmente esta última ciudad, donde los carriles bici de adentran en muchos casos hasta las zonas más céntricas y comerciales. Con los nuevos tramos la red de carriles bici superará en la ciudad los 25 kilómetros
La última ampliación del carril bici anunciada por el Ayuntamiento sí incluye esa finalidad práctica que reclaman los defensores del uso de las dos ruedas, ya que une la ciudad con un polígono industrial, y permitirá que los trabajadores del Polígono de los Villares que lo deseen, especialmente los que residan en la zona de Garrido (la más poblada de Salamanca) puedan llegar hasta su lugar de trabajo pedaleando en un espacio de tiempo relativamente corto, ya que son muy pocos los kilómetros que separan ambas zonas y la circulación de las bicicletas será completamente fluida por los nuevos carriles.
Los dos nuevos tramos conectarán el barrio con el polígono industrial a través de las avenidas San Agustín y Gonzalo Torrente Ballester. El plazo de las obras es de dos meses y el presupuesto asciende a 102.000 euros.
Las obras para ampliar la red de carril bici que discurre por la ciudad de Salamanca comenzaron el pasado miércoles. De este modo, se ejecutarán de forma paralela dos proyectos que incrementarán en más de 2,4 kilómetros la red actual de la capital, que asciende a cerca de 23 kilómetros.
Los nuevos tramos de carril bici conectarán con otros ya existentes en la zona dando continuidad a la red ciclista actual. En el caso del que discurrirá por la Avenida de San Agustín conectará con el itinerario ciclista de la Avenida de Salamanca, en la Glorieta del Tratado de Tordesillas; mientras que el proyectado por la Avenida Gonzalo Torrente Ballester enlazará con el actual del Parque de los Gozos y las Sombras, próximo al Multiusos Sánchez Paraíso.
El firme de los dos tramos será de color verde y en ambos se colocarán 160 separadores de caucho y 56 balizas para diferenciar los carriles ciclistas de la calzada.
Según el Ayuntamiento, esta ampliación en el itinerario ciclista de la ciudad pretende seguir fomentando la movilidad sostenible en Salamanca. Cabe recordar, además, que ambas actuaciones están recogidas en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible que recomienda la conexión de la ciudad con los polígonos industriales a través de itinerarios ciclistas.
Fuente: elnortedecastilla.es