El colectivo Cantabria ConBici lo lleva solicitando durante varios años y el Ayuntamiento estudia la colocación de portabicis en el transporte urbano, un sistema que por ahora solo se usa en Madrid.
Las innumerables cuestas de la ciudad y la dificultad de llegar sin peligro a las zonas del extrarradio pedaleando por los carriles bici que se extienden por la capital hacen de los portabicis en los autobuses municipales una solución “económica” y “sencilla” para cruzar Santander subido al manillar.
El colectivo Cantabria ConBici lleva reclamando la instauración de este modelo desde hace cinco años. A pesar de que reconocen que no tiene una demanda “demasiado grande”, aseguran que ayudaría a los ciclistas a enlazar el centro con el extrarradio de manera “cómoda” y “segura”.
“Sería interesante instalarlos en el microbús que sube la cuesta de la Atalaya, una de las zonas con más desnivel de la ciudad, o en las líneas que llegan a Corbán o Peñacastillo, donde el trayecto que discurre apenas dispone de carril bici”, explican.
Aunque vaticinan que se acabarán ponienndo, desde el colectivo son pesimistas en los plazos, ya que el Ayuntamiento “no moverá pieza” hasta que no se haga en el resto de España.
En este sentido, la concejala de Movilidad Sostenible, María Tejerina, ha explicado a este periódico que la capital cántabra tomará una decisión al respecto cuando conozca los resultados de los estudios que está haciendo Bilbao – otra ciudad que se ha planteado instalarlo- para analizar las ventajas e inconvenientes de este sistema.
Partidaria de buscar medidas que ayuden a los ciclistas a salvar “las grandes cuestas que abundan en Santander”, Tejerina recuerda que hay que tener en cuenta otros factores “importantes” antes de dar el paso: posibles robos, retrasos en las frecuencias o caídas de las bicis en la calzada.
Cantabria ConBici cree que todos estos inconvenientes técnicos tienen solución. Lo que les preocupa más son las zonas de la ciudad que todavía presentan peligro para la circulación de ciclistas. Y su caballo de batalla, en este sentido, es el “cuello de botella” de la ciudad, calificativo con el que se refieren al tramo que va desde Correos hasta Cuatro Caminos. ·”Nunca han querido darnos espacio en esta zona a pesar de que sólo tendrían que pintar y señalizar una línea blanca en la calzada. Se podría hacer y no gasta”, reclama.
Solo funcionan en Madrid
Con una gran aceptación en países europeos y americanos, el sistema de instalar soportes externos en la parte delantera de los autobuses para poder transportar bicicletas no ha calado demasiado en España, donde sólo se usa en una línea de Madrid.
Su extensión por el resto del país no está siendo “tan rápido” como pensaba la persona que lo introdujo en España. José María Ortega, un malagueño que captó la idea mientras estaba de Erasmus en Toronto, quería acabar con la prohibición que hay en España de transportar bicicletas en líneas de autobuses urbanos.
David defiende la posibilidad de transportar las bicicletas en autobuses urbanos para evitar situaciones en las que, por algún motivo, “no es posible o no es seguro desplazarse en bicicleta”. Además, defiende que “aporta seguridad en caso de accidente o intento de robo porque es fácil y rápido de utilizar”. Preguntado por su coste económico, Ortega señala que “el precio del billete de autobús no incrementaría al hacer uso de estos soportes.
Fuente: eldiariomontanes.es