La bilbaína se hace en Salamanca con el título nacional, al que suma el oro que consiguió hace tres meses en la disciplina de duatlón
05.00 am. Salamanca, 30 de junio. Puede parecer un comienzo propio de un diario. Y está en lo cierto, porque lo que va a leer es el diario de Helene Alberdi, una campeona. Más concretamente, la actual ganadora del triatlón de España de larga distancia en la categoría ‘Élite’ que se ha celebrado el pasado domingo en esta ciudad de Castilla y León. A lo que hay que sumar el oro que logró en la competición de duatlón que tuvo lugar en Soria en marzo. En definitiva, una campeona con todas las de la ley., agradece Alberdi a EL CORREO, que la reconoce como campeona de la semana por sus recientes logros nacionales.
El último capítulo que ha escrito esta bilbaína -aunque zumaiarra de adopción- comenzó a escribirse al alba, cuando el sol todavía se encontraba limpiándose las legañas. «No pegué ojo en toda la noche por los nervios», confiesa ahora. No es para menos, estaba a pocas horas de disputar la cita estatal de triatlón más importante del año -un motivo más que válido para que madrugar duela menos-. La rutina, la de siempre. Y el desayuno, también. «Un café, algo de avena, un plátano y, sobre todo, mucho pan con mermelada», apunta. ¿Habrá que reelaborar el famoso desayuno de los campeones? Porque está claro que éste a Alberdi le está dando sus frutos.
08.30 horas. Con las pilas cargadas la atleta se situó en la línea de salida. Por delante una larga carrera en la que tenía que hacer frente a 153 kilómetros en los que se alternaba la natación (3 kilómetros), la bicicleta (120 kilómetros) y la carrera a pie (los últimos 30). « Porque el agua es la disciplina en la que más cómoda me siento y en la que sé que puedo abrir distancia con mis adversarias». Y así fue, porque brazada a brazada consiguió salir del agua con cerca de siete minutos de diferencia sobre sus perseguidoras. «Pasar a las bicicleta con más de cinco minutos es una barbaridad», confiesa la bilbaína.
Momento crítico
Y la dinámica continuó sobre las dos ruedas. «Era un circuito de 20 kilómetros en el que íbamos haciendo idas y vueltas. Tomaba como referencia cada vez que me cruzaba con el resto de competidoras para saber cuánta renta les sacaba y saber si debía apretar o, por el contrario, podía tomarme un pequeño respiro». Recuerda cómo en uno de esos cruces percibió que la ventaja iba aumentando. Se sentía cómoda, pero no dejó de apretar los dientes. Es más, aparcó la bicicleta con 12 minutos de diferencia sobre la inmediata perseguidora. La renta iba aumentando.
10.30. Pero, no fue todo un paseo. Es más, llegó a pensar en el abandono. «En el kilómetro 40 me quedé sin fuerzas en las piernas. Estaba agotada -los 30 grados que marcaba el termómetro no ayudaban-y me hice muchas preguntas a mí misma. ¿Esto merece la pena? ¿Qué hago aquí haciendo tanto esfuerzo?, confiesa ahora en tono alegre, sabiendo que fue capaz de hacer frente a las adversidades. ¿Y cómo hizo para sacar una renta mayor en la bicicleta? «Aproveché una cuesta abajo -el circuito contaba con varios picos- para tomar aire. Me vino bien, porque luego me volví a sentir entera».
Cuando se enfundó las zapatillas le restaban 30 kilómetros. «Me sentí con más fuerzas que en otras ocasiones». Y así, zancada a zancada fue acercándose a la meta. «Cuando ves que te quedan unos 10 kilómetros empiezas a darte cuenta de que puedes ganar». Sin embargo, el calor se convirtió en el peor enemigo. «Solo corriendo necesité siete botellas de agua, y otras tantas que me tiré por encima del cuerpo», señala como muestra del gran esfuerzo. «Hoy estoy hecha polvo -ríe-. Lo celebraré la semana que viene, por ahora tengo fiesta deportiva».
«Entreno cuatro horas diarias»
Aunque este triunfo no es producto de la casualidad. Y es que detrás de estas victorias -y otras tantas que luce en su palmarés- se esconden muchas horas de entrenamiento. «Son jornadas diarias de cuatro horas. Procuro practicar dos de las tres disciplinas e ir alternándolas durante la semana», apunta esta médica. Porque sí, compagina el deporte con su profesión. Llega la tarde y cuelga la bata para vestirse el neopreno. Y las zapatillas toman el relevo al fonendoscopio. Un cambio radical. «A parte de disfrutar con este deporte, es también una vía de escape que me sirve para desconectar del día a día», describe.
Porque, el triatlón no es más que una afición que ahora le da alegrías. «Algo se gana, pero no da para vivir. Es más, lo normal es que te resulte hasta caro y tengas gastos. Por ejemplo, por ganar una carrera te pueden llegar a dar 2.000 euros, pero solo mi bicicleta ya vale 6.000 euros», compara como muestra de lo costoso que supone practicar este deporte. Eso sí, reconoce ser una «privilegiada» al poder subsanar algunos gastos con los premios».
Por el momento sus logros se limitan a la geografía española. Aunque, no descarta dar el salto y cruzar la frontera. «Si vuelvo a ser otra vez campeona de España pelearé por las competiciones internacionales», confiesa. Y también tiene un segundo objetivo, ganar el oro en un Ironman, la prueba que aúna natación (3,86 km), ciclismo (180 km) y carrera a pie (42,2) más exigente. «Tengo muchas ganas, pero solo me apuntaré cuando esté preparada, porque quiero ir a hacerlo bien». Un nuevo oro aguarda a esta campeona.
Fuente: elcorreo.com